El FC Dinamo București, uno de los clubes más emblemáticos de Rumanía, ha enfrentado recientemente varios desafíos disciplinarios que han afectado tanto a su cuerpo técnico como a sus jugadores.
En diciembre de 2024, el entrenador en jefe, Željko Kopić, fue sancionado con una suspensión de dos partidos por la Comisión de Disciplina de la Federación Rumana de Fútbol. Esta sanción se impuso tras su expulsión en un partido contra el FC Hermannstadt, donde protestó contra el árbitro.
En cuanto a los jugadores, Antonio Bordușanu, un joven talento del club, fue suspendido en diciembre de 2024 por violar las regulaciones federales relacionadas con las apuestas deportivas. Este incidente generó controversia, pero el club decidió utilizarlo como una oportunidad para promover cambios positivos dentro del equipo y en el fútbol rumano en general.
Además, en diciembre de 2024, el defensor Maxime Sivis recibió una suspensión de dos partidos y una multa de 3.000 lei por una expulsión en un partido contra el FC Buzău, debido a incidentes ocurridos durante el encuentro
Estos eventos reflejan la necesidad de mantener altos estándares de disciplina tanto en el cuerpo técnico como en los jugadores. El FC Dinamo București ha reconocido la importancia de abordar estos problemas y está comprometido en implementar reformas y brindar apoyo para garantizar el cumplimiento de las normativas y promover una cultura de respeto y profesionalismo dentro del club.
A pesar de estos desafíos, el club continúa siendo una figura central en el fútbol rumano, con una rica historia y una base de seguidores apasionados. La dirección del club está enfocada en superar estos obstáculos y en restaurar la reputación y el rendimiento del equipo en las competiciones nacionales e internacionales.